Este último tiempo llegan a mi cada vez más imágenes,
textos, notas que hacen referencia, tanto positiva como negativamente, al
slogan conocido de “ni una menos”, al movimiento feminista y a la lucha que se
viene acrecentando y se hace oír cada vez más.
Si bien no llevo una militancia activa visible en el tema se
me hace imposible mirar para otro lado porque esto me afecta. E inevitablemente
siento que tengo que tomar mi propia posición en el asunto y no así elegir un “bando”.
Y no inocentemente digo bando, lo que me angustia y me
confunde muchas veces es la tendencia en estos últimos años, y en verdad remitiéndose
a la historia la tendencia general de crear enfrentamientos, de polarizar
opiniones, de ser blanco o negro y elegir ciegamente un lado sin tratar de
analizar cuál es el motivo por el cual gritamos, qué es lo que estamos
pidiendo, por qué lo estamos pidiendo, perdiendo el sentido de la lucha.
Creo que muchas veces empezamos cuestionándonos y terminamos
optando por comprar discursos, olvidándonos de generar nuestro propio discurso,
de buscar dentro nuestro los motivos.
Sin embargo hoy me siento parada en un punto decisivo en el
que siento que hubo un momento de ruptura con el acostumbrado blanco-negro, se
paso a algo más grande, a algo que nos incluye a todxs y cada unx de nosotrxs.
Y hoy puedo ver que está todo al revés, que ésta lucha va más allá de ser
mujer. Y como mujer me identifico en el grito de mil mujeres que se cansaron de
que les digan lo que tienen que hacer, que unieron sus voces y sus fuerzas para
reclamar de una vez y por todas el lugar que nos corresponde. Hoy nos toca ser
la voz de la resistencia, del cuestionamiento, de la fuerza transformadora. Hoy
más que nunca quiero tomar mi lugar. Hoy me siento necesitada, por mi y por las
miles de mujeres que no descubrieron aun lo que en verdad valen. Hoy creo que
si logramos que todxs se cuestionen por qué sostienen lo que sostienen, si
logramos al menos que escuchen razones, si logramos ver un poco más allá de un
arroba y unas locas gritando, si logramos que nos den la razón, o mejor aún que
entren en razón, si logramos eso, podemos lograrlo todo.
Porque no pasa ya por ser mujer, pasa por estar cansadxs de
responder a la idea que alguien más tiene de nosotrxs y de lo que deberíamos ser/hacer,
y del lugar que se supone que estamos destinadxs a ocupar. Como mujer, como
hombre, como niñx, como estudiante, empresarix, rico, pobre, de poder, sin
poder, sometidxs, olvidadxs, de vidas vendidas, de gritos callados, de cuerpos
golpeados, de valores cortados, de más y más destinos decididos externamente,
de muchas mujeres menos, de mil gargantas más.
Gritamos ni una menos.
Les grita una loca más.
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